Preparado para el porvenir [Annabeth]

Camisetas, pantalones, zapatos, escudo, yelmo, objetos inútiles que no valen para nada... Todo al saco.

Si, lo habéis adivinado. Estaba echando en una mochila todo lo que fuese a necesitar mientras estuviese fuera. No era muy dado a hacer equipajes, a pesar de las 200 veces que me había mudado. Mientras preparaba todo aquello, tenía por detrás a mi madre diciéndome una y otra y otra vez que no entendía porqué debía marcharme yo. Estaba cansado de tratar de explicárselo, pero aún insistía. Cuando terminé aquella tarea, me aseguré de que Anaklusmos estaba en mi bolsillo y de que mi colgante del campamento seguía en su sitio y me dirigí a mi madre.

-Mamá... ya te lo he dicho. Me necesitan, y no puedo estar separado... de ellos.

-Está bien, Percy-dijo con clara resignación en la expresión de su rostro-Sólo ten cuidado.

Me acerqué a ella y le di un beso en la mejilla. Tras eso salí fuera del piso, dejándola sola. No me gustaba la idea de que se quedase sola allí, pero confiaba en que su nuevo amigo Paul Besug... Paul cuidase de ella. Una vez llegué a la calle, me dirigí hacia adelante por la concurrida calle sin tener mucha idea de hacia donde me dirigía exactamente. Mientras vagaba por ahí concentrado en mis cosas, me tropecé contra alguien y caí al suelo. El bolígrafo cayó de mi bolsillo, con desastrosos resultados, ya que el tapón del mismo se había caído y Anaklusmos adquirió su verdadera forma. Me apresuré a coger la espada y taparla para que nadie lo viese, a pesar de que la niebla debía haber hecho su trabajo.

Me puse en pie lentamente y me dirigí hacia la persona con la que había chocado para pedirle disculpas, pero me llevé una grata sorpresa al comprobar de quien se trataba: Era Annabeth.

Llevaba días en camino , horas sin dormir , sin dejar de andar y de cambiar de un transporte público a otro .Ya me sentía sin fuerzas, a punto de caer desplomada en cualquier segundo por el sueño pero era importante además ¿Quien estaba tan loco para quedarse en San Franciso después de lo ocurrido? Admiraba a mi padre por la iniciativa, durante muchos años me sentía rechazada, pensaba que mi familia me odiaba por ser diferente, pero me equivocaba ellos no pensaban así. En cambio esa era la verdad , no podía ponerles en peligro , arrebatarles la posibilidad de una vida normal, y de su seguridad. No me lo perdonaría si algo les ocurriese por mi culpas. Además no podía quitarme de mi cabeza las imagenes de Luke cayendo sobre el precipicio una y otra vez. No podía estar muerto , todo mi ser se negaba a admitir aquello.

Mucha gente lo juzgaba , pero el era mas que un traidor , fue mi amigo , protector, familia y eso no puede cambiar en cuestión de días. Subí las escaleras de la salida de la estación de metro y seguí caminando sin vacilar, mientras me recogía el cabello en una coleta desordenada mientras me volvía a colocar la mochila bien ya que se resbalaba de mi hombro.

No necesitaba mapa, lo bueno de la memoría fotográfica , sabía perfectamente donde encontrar a Percy y avisarle sobre el cambio de planes.
Giré por la esquina para meterme en la siguiente callé hasta que de pronto un individuo se chocó contra mi y cayó al suelo , mientras yo fui impulsada y me golpeé levemente contra la pared. Al verlo tirado en el suelo me lleve la mano a la cabeza con una ligera sonrisa divertida. Ya no hacía falta ir a buscarle , lo tenía ante mi y tan patoso como siempre.
- Yo también suelo ir con una espada en plena ciudad, ya sabes lo normal de todos los dias .- le dije con cierto sarcasmo riendo por lo bajo. - Es bueno verte sesos de alga.- esbocé una amplia sonrisa y fui a abrazarlo.

Sin haberme recuperado aún de la conmoción del golpe y la sorpresa, le dediqué una leve sonrisa. Su comentario no hizo más que ampliar mi sonrisa y recordarme cuanto la había echado de menos, aunque no lo confesaría ni aunque el mismísimo Cronos me colgase boca abajo encima de una cabaña ardiendo con fuego griego mientras me clava su guadaña en el estómago. Repentinamente, y sin esperarmelo en absoluto, Annabeth me dio un abrazo. Me quedé parado un par de segundos, extrañado y sin saber que hacer, pero le devolví el abrazo con la misma fuerza que ella.

En cuanto nos separamos, recogí mi mochila del suelo y me la colgué al hombro. Me dediqué a observarla detenidamente un momento. Su aspecto denotaba cansancio y parecía haber estado mucho tiempo fuera de casa, aunque no podía saber cuanto exactamente. Busqué su mirada con la mía para ver si podía averiguar algo a través de aquellos ojos tan... olvidadlo. El caso es que no conseguí sacar nada en claro de su expresión, nunca se sabía lo que podía pasar por aquella mente tan llena de cosas.

-Pareces cansada... ¿Cuanto tiempo llevas andando? ¿Quieres que te baje algo de casa?

No quería agobiarla, pero estaba claro que aún quedará bastante camino para llegar a donde tuviésemos que ir y no sabía con certeza el estado en que ella se encontraba ni de si llevaba provisiones en aquella mochila que colgaba de su hombro. De pronto miré mi mano, sin motivo alguno, y me di cuenta de que aún no había guardado a Anaklusmos. Era curioso que no me hubiese fijado en ese detalle. Giré el boli entre mis dedos y lo metí en el bolsillo, a donde volvería siempre en caso de pérdida. Tras ello volví a clavar mi vista en Annabeth, esperando su respuesta.