Un pequeño paseo por la playa {Castiel}

Tenía un día libre, después de hacer todas las tareas el día anterior. Mis amigas estaban ocupadas, cada una con sus planes. ¿Qué puedo decir? Me quedé un rato leyendo en mi casa pero no era lo que me apetecía hacer el resto del día. Salí de mi casa después de terminar el libro del día. Como lo había terminado, no había mucho que pensar sobre él. Caminé por las calles de L.A. mientras miraba alrededor. No estaba acostumbrada a esta ciudad. Estaba más acostumbrada a Londres, a Inglaterra. Simplemente una estudiante de intercambio que no había podido rechazar la oferta. Había escogido bien, conocí otra ciudad en un continente que queda bastante lejos de mi hogar y mi familia.

Caminaba sin parar. No podía detenerme, estaba realmente disfrutando del paseo. Llegué a una de las playas menos visitadas de Los Angeles. Curiosa ciudad. Muy elegante. Seguramente por Hollywood, Beverly Hills y todo eso. Ellos tenían sus "costumbres", ¿no? No había mucho ruido por aquí. Seguramente todos estarían ocupados, algunos en el centro comercial, otros en detención y, ¿qué más? Seguramente cada uno debía de tener su programa para el día de hoy. Una ligera brisa recorrió mi rostro. Si, sin duda. Estaba en California. Metida en mis pensamientos, con suerte alcancé a notar otra presencia en la playa. No me preocupó mucho, era una playa para todos. Seguí caminando como si nada. Recordé que era el cumpleaños de una amiga. Iba a sacar el celular para llamarla cuando me di cuenta de que no estaba en ninguno de mis bolsillos del pantalón. ¿Dónde lo habré dejado? ¡El velador! ¡Rayos! Suspiré. A veces podía ser verdaderamente olvidadiza y eso me daba rabia. Procuraba ser siempre responsable, llevar siempre el celular conmigo. Genial, tendría que llamarla luego. Di media vuelta para volver a dónde alojaba.

Los Ángeles, la ciudad donde los sueños se convierten en realidad, la ciudad que nunca duerme y que en algunas ocasiones donde no sabes si lo que esta sucediendo es realidad o el producto de algún cineasta. Hacía tiempo que Castiel no pasaba por allí, no es que gustara demasiado, había mucha gente normalmente, miles de turista que iban a visitar aquella ciudad, gente que venia para hacer sus sueños realidad, pero habían ciertas zonas que eran mas bien tranquilas, como por ejemplo la playa, en aquella ciudad donde las personas tenían que estar siempre listas y glamurosas para cualquier ocasión que les pudiera sorprender los solárium estaban abarrotados y las playas estaban algo menos concurridas por que la gente no necesitaba tanto sol.

Castiel iba sobre la pista de un demonio que sabia que tenia información importante sobre Lucifer, pero aquella ciudad era lo suficientemente grande y concurrida como para que muchos demonios hubieran aprovechado los cuerpos de pobres inocentes para hacer de las suyas, y era bastante complicado incluso para un angel, el hecho de dar con el que buscaba concreta mente. Dio un paseo por la playa, esperando que sin el tumulto de gente y con la tranquilidad del mar se aclararan sus ideas y su percepción capaz de localizar los demonios.

Estando en la playa, se quedó mirando el paisaje, recordó aquel pequeño y extraño pez que surgió del mar para poblar la tierra, recordó las palabras de sus hermanos cuando al verlo le hizo especial gracia por su extrañeza "No te pases con el Castiel, Dios tiene grandes planes para ese pez" Una leve sonrisa involuntaria se dibujó en su rostro al recordar lo fácil de aquellos días, sin problemas, cuando Lucifer era un ángel mas y al cual no había que temer. Pero se sorprendió al notar su sonrisa involuntaria, demasiado tiempo tratando con los Winchester empezaba a hacer mella y que pareciese levemente mas humano.

Sus pensamientos se vieron interrumpidos cuando una chica rubia paso por delante de él, no por que de repente su relación con los humanos hubiera hecho que se fijara en las mujeres, si no por que le rodeaba un aura mágica, si esa era la palabra exacta. Castiel la siguió con la mirada, andaba sumida en sus pensamientos cuando de repente se paró y empezó a buscar en sus bolsillos, pareció ponerse algo nerviosa. ¿Que buscaría aquella chica misteriosa que la había hecho retroceder sobre sus pasos? No es que le importara, aunque un profundo pensamiento le dijo a Castiel que podría ser peligroso aquello que estuviera pensando, pero tenía demasiada curiosidad por saber que era aquella aura que la rodeaba.

El ángel no era un ser precisamente social, por lo que pensó en las palabras que podría decirle mientras se acercaba a ella, sin demasiada cautela a pesar de aquel pensamiento que había tenido anteriormente. Cuando la alcanzó se puso a caminar a su altura y le dijo mientras intentaba analizar que era lo que presentía en ella.

- ¿Has perdido algo? ¿Te puedo ayudar?

La presencia que había notado hace poco era un chico. Él se acercó y me preguntó si me podía ayudar, si se me había perdido algo. ¿Cómo lo habrá sabido?

- Pues, en un momento pensé eso si. Pero simplemente lo dejé en casa. —dije— ¿Cómo supiste que había perdido algo? —pregunté—

Eso era bastante extraño, me intrigaba, y mucho. No estaba segura de quién era él. Ahora que lo pienso, no nos habíamos presentado así que yo no sabía su nombre, y él no sabía el mio.

- Hermione Benson —le tendí la mano— Encantada. —dije—

Castiel cogió su mano y la sacudió un par de veces, asi es como había visto que lo hacían los humanos. Acompañó al apretón una sonrisa sincera... El ángel por dentro maldecía lo difícil que era concentrarse en aparentar ser humano, pensando que lo hacía verdaderamente bien, pero bien dicen los humanos, del dicho al hecho hay un trecho. Escuchó las palabras de la chica, y notó como se extrañó de que Castiel hubiera adivinado que hubiera "perdido" algo.

- Mi nombre es Castiel, encantado. No es que lo supiera, pero actuabas como si hubiera pasado eso exactamente. Buscabas en tus bolsillos y volviste sobre tus pasos, normalmente eso indica que no encuentras algo.

Castiel se quedó mirando los ojos oscuros de la chica, indagando en sus pensamientos y sus recuerdos. Pero lo que halló allí no le gustó demasiado... pensamientos superpuestos unos encima de otros, era como si aquella chica tuviera dos vidas paralelas, demasiados recuerdos para una vida tan corta. No puso evitar extrañarse al ver eso, y sin querer lo expresó en su rostro, esa extrañeza de lo que estaba viendo, murmuro algo casi inaudible al observar aquello. Después de observar todo aquello, parpadeó para salir de la especie de trance que había conseguido mirando atentamente los ojos de Hermione. No supo que decir tras eso, así que soltó lo primero que le vino a la mente.

- ¿Estas segura de que te llamas así?

- Claro, entiendo. —dije—

Mi actitud lo demostraba casi todo. Algo que me decían de vez en cuando. El chico se llamaba Castiel. Era bastante listo, la verdad. Se quedó como en una especie de trance. No me moví. Algo dentro de mi me hacía recordar recuerdos de cuando era niña. Recuerdos que se me habían olvidado últimamente. Bueno, con tantas preocupaciones ¿quién tiene tiempo de acordarse de todo? Era la época de los exámenes; no podía ir recordando todo lo que no había podido.

Cuando Castiel salió de esa especie de trance, volví casi como a la realidad. Me preguntó si estaba segura de cual era mi nombre. No entendía de que estaba hablando.

- Pues… si. Hermione es mi verdadero nombre. —dije, totalmente segura—

Mi apellido… eso ya era otra cosa. Me lo habían puesto mis padres. Sabia que me habían adoptado pero, ellos siempre habían sido tan bueno conmigo y yo no conocía a mis padres biológicos así que los trataba como si lo fueran. En el fondo, se lo merecían. De todas formas, ¿por qué preguntaba eso? Es decir, ¡es como si supiera cual era mi vida entera!

- ¿Qué quieres decir con eso? —le pregunté—

No entendía. Mi día había sido totalmente normal. Nada de diferente o de anormal. No me gustaba no comprender algo pero esto me dejaba intrigada. Tanto que no tenía tiempo de enojarme. Sería un malgasto de tiempo. Habían muchas preguntas en mi mente que no podiá repsonder sin ser descortés, por lo que esperé a que contestara a mis primeras preguntas para seguir preguntando… si es que tenía esa oportunidad.

Castiel la siguió mirandola a los ojos fijamente, sin saber que eso podria incomodar a la chica, y considerarse una falta de educación, intentaba entender por que no recordaba su verdadero apellido. El ángel se había asomado por la ventana de sus ojos, viendo toda su vida, aunque no estaba segura de cual era la verdadera y cual la que le habrían impuesto, posiblemente algun poderoso hechizo.

- Si... Hermione es tu nombre, pero yo diría que tu apellido no es ese...

El ángel consiguió llegar al recuerdo que había bloqueado su memoria, el ángel se dió cuenta de todo lo que desconocia de los magos y sus poderes... eran alarmantemente peligrosos esos "monos sin pelo" como los llamaban los hermanos del ángel que mas detestaban esa raza. Sin embargo, por lo que habia visto en Hermione ella no solo era poderosa, si no tambien cauta, perspicaz, sabia y con un grandisimo sentido de la honradez. Castiel sonrió, imaginó que la chica estaría haciendose muchas preguntas para si misma.

- Perdona mis maneras... no digo que mientas, pero... - El ángel pensó seriamente sus palabras. - No tienes cara de apellidarte Gra... quiero decir, Benson.

Castiel volvió a sonreir intentando aparentar amabilidad, que era lo que ella le profería, pero no queria ser grosero, Dean le había explicado ya varias veces que no debía "soltarle" a la gente la verdad sin mas.

- No pretendía asustarte ni nada parecido. Es un placer Hermione.

Intentó disimular, a pesar de que sabía que la chica era lo suficientemente perspicaz como para darse cuenta del cambio de tema.

¿Cómo había averiguado eso de mi apellido? Yo… simplemente no podía creerlo. ¿Acaso lee mentes o algo así? En serio no podía creer lo que estaba pasando. Era ilógico. Eso no me gustaba. Si es que podía leer mentes (algo que no me cuestionaba, no sé por qué) entonces, ¿por qué no me lo dice y ya? Odiaba que me escondieran algo. Pensé en varias cosas, casi todas a la vez. Era bastante extraño.

- Tienes razón, mi apellido no es ese, es el de mis padres adoptivos. —dije— ¿Qué cosa? ¿De qué me estás hablando? —pregunté cuando se confundió de apellido—

Entendía cada vez menos. Genial, odiaba esa sensación de ignorancia. Algo me preocupaba… tal vez el hecho de que tuviera razón. ¿En qué estaba yo pensando…? Perfecto, sólo faltaba esto: me estoy contradiciendo a mi misma. Un par de comentarios eran necesarios para ponerme en duda y, se podría decir, en guerra conmigo misma. No era muy agradable estar contradiciendo tus pensamientos a cada minuto del día.

- Si, lo mismo digo. —contesté— ¿Por qué cambias de tema? No me asustaste en absoluto, sólo me confundiste. Ahora quiero saber la verdad. —eso era lo que quería, no cabía ninguna duda—

Quería saber la verdad y descubrir algo que yo desconocía… y éstas podían ser las circunstancias apropiadas… o tal vez no. No iba a insistir si trataba de cambiar de tema, no sería inteligente por mi parte. Si no lo hace habrá una razón para que no lo haga. Siempre habrá una buena razón para todo, aunque la gente no sepa cómo expresarse. Seguía tratando de entender algo de lo que él me había dicho hace unos minutos. Ésta conversación me había dejado más confundida que nunca. Era increíble lo rápido que puede cambiar tu vida unas simples palabras. Siempre lo había sabido pero nunca pensé que me pasaría. Había sido demasiado ingenua. Luego, por un momento pensé en Draco. ¿Qué pasaría si descubriera la verdad? ¿Cambiaría algo? ¿Lo olvidaría? No lo sabía, ni quería averiguarlo.

Castiel se sorprendió con las palabras de Hermione. Tal como el pensaba era una chica lista y había cometido un buen error al haberle dicho todo aquello, en ese momento comprendió a lo que se refería Dean cuando le decía que no era adecuado decirle a la gente las cosas así de golpe, aun así había revelado lo suficiente como para confundir a la chica y que quisiera saber mas.

- Cambio de tema por que no se si quieres saber, aunque para empezar ya te digo que no soy la persona adecuada de que te cuente todo lo que no sabes.

El ángel volvió a escudriñar en la mente de Hermione, había visto a un chico rubio pero estaba localizando su nombre. Pocos segundos después supo su nombre. El chico debería tener una larga con la chica, quería dejarla lo mas feliz posible a pesar de que no era su misión decirle lo que tenia que hacer. Castiel suspiró, no sabía por donde empezar a contarle a la chica lo que había visto, ni cuando tendría que parar. pero se aventuró, intentado ser lo mas conciso posible para no recrearse en los detalles.

- La cuestión es que no soy la persona adecuada para contarte toda la verdad, te puedo hacer un breve resumen y decirte quien es la persona que debería contártelo, si fuera necesario te ayudaría a convencerlo. Eres una chica envidiable mente inteligente, pero te están privando de muchos conocimientos que has adquirido y de los cuales ni siquiera tienes constancia.

El ángel hizo una pausa para ordenar sus ideas.

- Estas a tiempo de elegir si quieres la verdad por aterradora que sea o de hacer como que esto no ha ocurrido. ¿Estas segura de que quieres saberlo?

Castiel sabia que era una pregunta estúpida, se lo pensaría en décimas de segundo y su sed de saber ganaría la batalla a la palabra aterradora. La miró a los ojos esperando la respuesta a su pregunta.

Me dijo que no era la persona adecuada para responder a eso… Algo me decía que era cierto. Pero quería saber más. Me había dejado completamente en la duda y quería, por lo menos, tener una idea de quién era yo en realidad, de quienes eran mis padres y esas cosas. Cosas que para alguien no tendría sentido pero que para mi valía la pena escuchar. Valía la pena todo lo que pudiera arriesgar por ello… bueno, no. No todo. Las cosas generalmente estaban sobrevaloradas.

La propuesta que me acababa de hacer no me convencía… no, en realidad no lo hacía.¿Conocimientos que he adquirido? ¿De qué estaba hablando? No tenía caso decir nada pero… seguía siendo… ¿cual es la palabra? Extraño. Aunque tal vez si haya alguien quien deba decirme esto… pero no sabía si era lo correcto. Sería una especie de interrogatorio… parecido a lo que estaba haciendo ahora, pero tal vez podía ser uno de mis amigos y esa no era una perspectiva necesariamente agradable.

Luego me preguntó si quería saber la verdad, por muy aterradora que fuese, o hacer como si éste encuentro no hubiera ocurrido. Muy prudente de su parte, la pregunta me había hecho reflexionar. Entendía perfectamente lo que quería decir, si no me arrepentiría después de que me contara la verdad.

- ¿Si quiero la verdad o hacer como si esto no hubiera ocurrido? —pregunté—

Tomé algo de tiempo para pensarlo. La idea definitivamente no era la mejor… ¿saberlo todo? La palabra "aterradora" no me afectaba mucho, pero si lo cambios que podría tener la verdad. El efecto que podría tener en lo que por ahora era mi vida. ¿De verdad quería que todo eso cambiara? No… al menos no todo. Pero si quería saber lo suficiente como para seguir investigando sobre lo que me acababa de decir Castiel.

- Sólo quiero saber… parte de la verdad. —contesté— Cosas simples como mi apellido o esas cosas… nada muy complicado. —dije—

Podía entender lo complicado, pero una cosa era entender y la otra era aceptarlo. La realidad puede ser cruel de vez en cuando pero, ¿quién sabe? Tal vez era algo bueno. Aún así no quería saberlo todo, quería investigar por mi cuenta y creerle a los hechos, hechos reales de lo que haya pasado conmigo y con mi familia.

Castiel asintió, aunque no fuese su labor no podría dejar así a la chica. Suspiró levemente y le dijo calmada mente.

- Lo primero sería decirte que la persona apropiada para decirte quien eres, y darte todos los detalles es tu amigo Draco.

Observó su reacción, sabia de buena tinta que seguramente su confianza en aquel chico se vería rota, pero el era el causante de todo esto, y debería haber pensado seriamente sus actos antes de hacerlo, Hermione probablemente habría encontrado la verdad tarde o temprano.

- Tu apellido es Granger, eres de Londres, y no eres un humano común, tienes habilidades que hace meses que no utilizas. Quizás te parezca extraño, pero es cierto.

Castiel siguió observándola, ladeando un poco la cabeza, la miró detenidamente, con curiosidad, sin saber exactamente si después de eso no iba a preguntarle otras tantas preguntas sobre el tema.

off: perdon la tardanza, estoy de ejercicios del curso hasta arriba, encima estuve sin internet y mas trabajos de diseño para ver si cobro un poco T.T

Me dijo que lo primero que debía saber era que la persona más apropiada para decirme todos los detalles era Draco. Primero me pregunté de dónde había sacado ese nombre. ¿Acaso lo conocía? Después pensé en cómo podría él responderme a todo esto. ¿Draco? Estuve a punto de preguntarle a Castiel si estaba seguro pero algo me dijo que si lo decía es porque lo estaba.

Después me dijo que mi apellido era Granger, que vivía en Londres y que no era una humana común, que tenía habilidades que no utilizaba desde hace meses. Una parte de mi quiso preguntar por más pero no era lo que yo había planeado. Sin embargo, me habría gustado saber más.

- Sólo tengo una pregunta más… ¿de qué habilidades estás hablando? —pregunté—

Eso era todo. Lo único que iba a preguntar. Aunque me respondiera y me dieran ganas de saber más. No podía quedar en la duda así como así. Bueno… de hecho si podía. Pero eso era lo único que iba a preguntar. No quería averiguar de más, sin poder interrogar a Draco. Si él tenía respuestas, debía dármelas. No soportaría estar viviendo una vida que no me pertenecía. De hecho, ni siquiera sé cómo la estoy soportando ahora.

Castiel ladeó ligeramente la cabeza, ¿Como podía solo preguntar aquello? El estaba desesperado por saber que había pasado con Dios, deseando saber si alguno de sus hermanos sabía algo de el, a pesar de que sabía que si alguno de ellos lo sabía no se lo iba a contar y por consecuencia haría lo que fuera necesario para averiguarlo, aunque ellos significara encerrarlos en un circulo de aceite e interrogarlos uno a uno.

El ángel miro a la chica... ¿como iba a contarle que era una de las brujas mas poderosas y sabias que había salido de aquella extraña escuela de magia y hechicería? El problema no era decirle que era una de las mejores brujas que había salido de allí, si no explicarle que habilidades eran... Seguramente pensaría que estaba loco, pero lo cierto es que los humanos son reticentes a creer a los ángeles, y mas sabiendo que hoy en día pocas personas creían en ellos, y menos aun creían en que alguien con una apariencia tan normal como la que llevaba Castiel lo era. Incluso a Jimmy, fiel devoto cristiano, tubo problemas a la hora de creer en su palabra.

Castiel suspiró después de pensar rápidamente la respuesta.

- Eres una hechicera extraordinaria Hermione.

En ese momento, tras soltar aquella frase en la que para suavizar el golpe solo había cambiado la palabra bruja por hechicera, se dió cuenta de que probablemente si Dean estuviera allí se acabaría de ganar una reprimenda por su parte. Castiel simplemente esperó su reacción, dando gracias a Dios por que Dean no estaba allí.

A primera vista, lo que me acababa de decir era algo absurdo. ¿La magia realmente existía? Según la ciencia, no. No lo habría creído en un principio pero ahora cualquier opción parecía ser la correcta. Podría haber dicho que me capturaron los extraterrestres y me lavaron el cerebro y habría considerado esa opción. Aunque eso sí que me parecía improbable.

Suspiré. ¿Sería eso cierto? Aún tengo que preguntarle a Draco sobre todo esto. Me parecía improbable pero algo me hacía dudar. ¿Por qué será? ¿Y qué estaba provocando mi duda?

- Gracias. —respondí inconscientemente—

Luego, volví a la realidad, aunque no sabía qué era real y qué no lo era. Ahora que no tenía tantas dudas como antes, una pregunta apareció en mi mente.

- ¿Cómo sabes todo eso? ¿Te conozco desde antes? —le pregunté—

Sin embargo, no recordaba haberlo visto antes. Aunque mi memoria no volvía y empezaba a sospechar de que me estaba mintiendo, pero algo me decía que me estaba diciendo la verdad.

Lo había decidido: hablaría con Draco lo antes posible. Según Castiel, él era el más indicado para decirme la verdad. El problema es que, creo que pregunté demasiado. Si hay algo que odio es no saber algo, pero esa no era una razón para preguntarle demasiado a la persona equivocada. Bueno, aunque no lo pudiese creer, había averiguado lo suficiente como para ir directamente hacia él el próximo día de escuela y averiguar cada vez más, hasta saberlo todo y, lo mejor, saber la verdad.

off: Siento la tardanza, ultimamente estoy bastante ocupada T.T

Castiel observó a la chica, que le daba las gracias, podía ver que dudaba, y dudaba de que dudase, era algo complicado, así que ladeó un poco la cabeza. Sonrió ligeramente antes de decir.

- De nada.

Pocos segundos despues Hermione ya había generado otra pregunta y la había disparado. Esta pregunta era aún mas dificil de contestar. Si dudaba de que fuera una hechicera... ¿como iba a creer que el era un angel y que había visto sus recuerdos? aunque se dió cuenta de que no era exactamente la pregunta que había hecho. Se aventuró a contestar,aunque no estaba muy seguro de lo que iva a decir.

- No, no nos conocemos de antes. Lo sé...simplemente lo sé

Su respuesta fue escueta, pero no sabía que mas decir, así que esperó que eso fuera suficiente aunque no estaba seguro de que fuera a serlo.

Según él, no nos conocíamos de antes. Y sabe… sabe lo que sabe y ya. Era una respuesta bastante simple… aunque no sé si "simple" es la palabra correcta. Pero eso de "simplemente lo sé" era algo sospechoso. ¿Cómo podía saber tantas cosas y decir que simplemente "lo sabe"? No sé qué es lo que pensarían los demás pero para mi esa no es una respuesta clara. Sino mas bien abstracta. Como si ese tema fuera algo de lo que tuviera prohibido hablar… o simplemente algo que él prefería que nadie lo supiera. No insistí. Ya había insistido bastante sobre mi origen, no sería apropiado seguir preguntando.

Los Ángeles es una ciudad llena de misterios. Un día eres una persona normal que lleva la típica vida de una estudiante de intercambio y al otro ya tienes una hipótesis completamente diferente sobre tu vida. Según tengo entendido, Nueva York es peor. Tal vez ni siquiera deba acercarme a esa ciudad. Con L.A. me basta y me sobra. No me gustan los misterios, lo abstracto, lo indescifrable. Lo mío es más bien la lógica, lo real, definido y, lo más importante, los hechos concretos. Sin hechos concretos, lo consideraba todo una hipótesis. ¿Un ejemplo? Lo que me acaba de decir Castiel sobre mi vida. Dime lo que quieras decirme pero necesito comprobarlo antes de creer lo que sea que me estés diciendo.

¿Por qué creer en los hechos? Porque no me gusta equivocarme. No es que me pretenda que lo sé todo, pues hay cosas que no sé, pero prefiero no saber algo que equivocarme. Al no saber algo, lo averiguo y listo. Al equivocarme quedo como ignorante. Cierto, lo mismo si no lo sé, pero al equivocarme, quedo más marcada que si no respondo o no digo nada. ¿Lógica? No lo creo. ¿Será el instinto de los humanos comprender las cosas de esa manera? Seguramente. Ahora que ni siquiera sé si soy totalmente humana, no puedo decir gran cosa, hasta saber la verdad y poder dar afirmaciones sin necesidad de preguntarme si es correcto o no.

No puedo decir que haya estado haciendo gran cosa mientras todos esos pensamientos deambulaban por mi mente. El tiempo pasaba sin que yo me diera cuenta. Luego pensé en Londres. Según mi memoria de hace un día, mis padres adoptivos vivían allí y me habían mandado a ésta escuela desde aquel país lluvioso. Ahora que me entero de toda esta verdad, Londres es algo completamente diferente para mi. Lo veo todo de una forma distinta ahora. Es increíble lo rápido que tu percepción del mundo puede cambiar con tan sólo unas pocas palabras que uno no escucha todos los días. Bueno, hay muchas palabras que uno no escucha todos los días. Palabras que te afectan, sobre todo emocionalmente.

Sin darme cuenta, giré y comencé a caminar hacia el mar. Caminar me relajaba un poco. Respiraba profundamente y exhalaba, para sentirme más libre de tanto peso, aunque ahora no funcionaba como siempre. Funcionaba en una medida mucho más lenta, y apenas podía soportarlo. Poco a poco mis pensamientos se ordenaban, mientras yo caminaba por ahí. Cuando ya tuve la mente mucho más despejada, y todo en mí estaba en orden, volví a dónde estaba Castiel.

- Lo lamento. —me disculpé—

Había sido un gesto maleducado por mi parte pero necesitaba esa tranquilidad que transmitía el mar a mi alrededor. Estaba avergonzada, no creas que no es así, pero tenía mucho que pensar y cosas nuevas que analizar. Por un momento logré dejarlas en un rincón aparte de mi mente. Ya volvería a pensar en ello luego, por ahora debería vigilar mis modales un poco más.

Castiel miró a la chica, que se acababa de disculpar, entrecerró los ojos sin comprender por qué se disculpaba, suspiró.

- No te disculpes Hermione. No tienes por que hacerlo, quizás algún día estés preparada para saber por que se todo esto. Hasta el momento deberías hablar con tu amigo Draco y que te explique lo mas importante de tu historia.

El ángel empezó a caminar por la arena de la playa, ya iba siendo hora de volver al trabajo, había esperado demasiado tiempo para ponerse en marcha y tenía trabajo que hacer, se giró un momento para mirar a la chica.

- Me tengo que ir. Si alguna vez necesitaras ayuda, tan solo di mi nombre.

El ángel simplemente desapareció de en medio de la playa, sin pararse a pensar que tal vez eso creara preguntas en la chica.